El trabajo

Con doce años de edad por curiosidad acompañaba a mi papá a Casa Regina, una centenaria Pompa Fúnebre de la ciudad de mi ciudad natal administrada en ese entonces por los hermanos Nicolás (Tete) y Héctor (Tito) Regina, tercera generación a cargo de la empresa familiar.
Como Roque, mi padre, tenia una relación amistosa y laboral con los hermanos Regina tuve la oportunidad de incorporarme periódicamente a los labores de la funeraria.

A fines de la década de los 90 se me despertó la necesidad de estudiar algo relacionado con la actividad funebre para poder mejorar mi condición de empleado y gracias al articulo publicado de una revista del gremio descubrí la Tanatopraxia. Hablar en esos momentos de tanatopraxia era difícil, aun era algo desconocido para muchos funebreros por lo cual generaba rechazos.

Corría el año 2004, un apreciado amigo rotario de Caseros me presentó la oportunidad de trabajar en una funeraria de un amigo suyo la cual acepté y desde ese día mi vida cambio.
Deje Lobos para dar inicio a una historia donde los párrafos empezaron a escribirse con el transcurso
del tiempo en importantes empresas fúnebres de Capital Federal, gran Buenos Aires y de ciudades del interior del país. El potencial que desarrolle en las funerarias me permitió ocupar puestos destacados.

Junto al Ing. Felipe Escudero de Colombia
Estudiar seriamente tanatopraxia en Argentina no fue nada fácil, pero no imposible. Las falencias que existían para ese momento me llevaron a contactarme con diferentes colegas de distintos puntos del

hemisferio que supieron entender mi situación y sin pedirme nada a cambio me estrecharon una mano para ayudarme.


Algunos empresarios argentinos entendieron con simple palabras y hechos que preparar un cuerpo en forma profesional mejoraría la calidad de los servicios, de esta manero me inspiraron confianza y seguridad para que profesionalmente fuese creciendo.  

Primer prototipo de bomba inyectora. 
Fue así que a lo largo del tiempo, entre caminos de rosas y espinas, me hice un espacio para poder convertirme en un líder y exponente de la preparación de cuerpos en forma profesional.

Con los conocimientos que fui desarrollando sobre tanatopraxia y la ayuda de mi hermano Antonio junto a la de mi amigo de Lito Couderc comenzamos a desarrollar equipos y productos para la
actividad con insumos nacionales.

En la actualidad dirijo LABTA Química funeraria, una empresa que origine en el año 2009, dedicada a la fabricación de equipos, productos químicos y maquillajes mortuorios. Hoy gracias al trabajo de consultoría y capacitación e permitido a muchos empresarios argentinos y paraguayos contar con sus propios laboratorios de tanatopraxia

"Nunca me podré a olvidar de aquel día que ingrese junto a mi padre por primera vez al
mundo de la funeraria. El apoyo incondicional de mi madre, hermanos y amigos fue un factor importante para llegar al lugar donde estoy ahora".
                                                                                   Luis Alejandro Briganti